lunes, 4 de agosto de 2014

Características evolutivas de 1 a 2 años


         En las siguientes líneas podréis conocer las características evolutivas de los niños entre el año y los dos años diferenciadas por las siguientes áreas de desarrollo: psicomotora, cognitiva, del lenguaje y socio-afectiva.
  Desarrollo psicomotor:
        En este ámbito del desarrollo se producen logros importantísimos que conducirán al niño de 1 año a la consecución de autonomía en las actividades de la vida cotidiana.

A esta edad el niño pasa por diferentes fases de desplazamiento desde el volteo y el gateo hasta que logra caminar él solo. Entre estas fases el niño debe vencer la dificultad que le supone mantener el equilibrio, primero sobre algún punto de apoyo (una persona, una barandilla, un mueble…) para finalmente permanecer de pie sin ayuda alguna. Es en este momento cuando el niño logra dar sus primeros pasos. A medida que domina la acción de caminar puede ir combinando dicha acción con otras de manera simultánea, como caminar y volver la cabeza hacia atrás, portando objetos…
La posibilidad de caminar le abre al niño un enorme abanico de posibilidades, ya que le permite explorar el entorno de un modo mucho más amplio. Debemos facilitarle y animarle su espíritu aventurero, pero siempre bajo la vigilancia de un adulto, ya que el niño no es consciente de los peligros que le rodean. Al final de esta etapa es capaz de correr, saltar, dar patadas a una pelota, bajar escaleras solo…
En cuanto a la motricidad fina del niño a lo largo de su segundo año, pasando de movimientos torpes a la hora de manipular objetos (lanzar una pelota, manejar una pintura) a movimientos  precisos. Antes de los 18 meses comienza a sentir curiosidad por los útiles gráficos y realiza sus primeros garabateos. Le gusta jugar con papeles (arrugarlos, rasgarlos, hacer bolas con ellos…) y sacar y meter objetos de los recipientes. Sus movimientos se van haciendo cada vez más precisos. A partir de los 18 meses los trazos son más firmes, el niño/a puede manejar y controlar la cuchara.
Al final de este año el niño es capaz de enhebrar una cuerda en un agujero grande, o introducir monedas en la ranura de una hucha, realizar trazos circulares, en incluso manejar la cuchara.
       Desarrollo cognitivo
A esta edad el niño comienza a establecer sus primeras relaciones con el mundo exterior y aprende a adaptarse a situaciones nuevas, no sólo utilizando los esquemas que ya poseía, sino experimentando formas nuevas. Ya no se limita a repetir acciones aprendidas. Es muy inquieto y curioso y amplía considerablemente sus posibilidades exploratorias cuando aprende a andar, siente inquietud y deseos por conocerlo todo.
         En este segundo año de vida, las acciones del niño comienzan a caracterizarse por tener una intención. El niño no actúa porque sí, limitándose a responder a los estímulos, sino que comienza a comprender las consecuencias que tienen las acciones, mediante la experimentación y el descubrimiento por ensayo-error.
Comienza también a desarrollarse la comprensión de la permanencia de los objetos, esto es, comprende que aunque un objeto desaparezca (porque lo escondamos por ejemplo) sigue existiendo, y es un buen momento pues para realizar juegos de aparecer-desaparecer. Conoce también  diferentes partes de su cuerpo, señala los objetos de su entorno próximo cuando se los nombramos y reconoce imágenes familiares.
En torno a los 18 meses, empieza a realizar pequeñas asociaciones y emparejamientos y entender algunos conceptos (grande-pequeño, colores…).
Progresivamente irá interiorizando algunas prohibiciones, algunas normas, y es fundamental tener criterios sólidos sobre ellas porque así estructurarán y aprenderán pautas de comportamiento.
Esta es una etapa fundamental para el aprendizaje en la que hay que aprovechar su insaciable curiosidad para enseñarle cosas nuevas. Debemos saber captar sus intereses ya que es capaz de permanecer mucho tiempo observando lo que llama su atención.
      Desarrollo del lenguaje
A los 12 meses comienza la etapa lingüística. El niño es capaz de integrar y relacionar un contenido o idea con determinados objetos. Lo más característico de esta etapa es un lenguaje especial que se denomina jerga: emite una serie de sonidos con cierto ritmo y entonación, aunque no todos lo utilizan de la misma forma. Parece que mantiene una conversación en un idioma que sólo él mismo entiende. Es  frecuente el uso de onomatopeyas para nombrar algunos objetos o animales. Debemos respetar esta etapa por la que pasa el niño, pero corregirle repitiendo el nombre del objeto o animal correctamente para que vaya interiorizando el nombre real. Sus primeras frases constan solo de una palabra, y al final de este año el niño es capaz de construir frases de tres palabras.
El lenguaje aún no está muy articulado. El niño/a se apoya en los gestos para comunicarse porque le falta expresividad verbal. Las vocalizaciones aumentan progresivamente. A medida que avanza el año nombra un número cada vez mayor de objetos. Entiende muchas más palabras de las que es capaz de pronunciar y comprende palabras y órdenes sencillas.
La compresión oral progresa rápidamente y utiliza una determinada palabra para expresar un amplio contenido que sólo es comprendido por quienes le rodean, en función del contexto y apoyado por los gestos. El vocabulario aumenta considerablemente, aunque no todos los niños progresan al mismo ritmo. Es capaz de responder a órdenes sencillas (recoger, guardar, buscar, sentarse…) y de combinar algunas palabras (ya está, se acabó…).
A lo largo de esta etapa irá mejorando el nivel de comprensión y expresión oral, aumentará el vocabulario y responderá a órdenes cada vez más complejas.
     Desarrollo socio-afectivo
 Al niño de 1 a 2 años le gusta jugar con todo tipo de cosas, manosear, desmontar, descubrir. Para él o ella, tocar es aprender. Es muy curioso, observa a los demás y aprende de las relaciones que establece. El juego es un medio para relacionarse con el entorno y lo guía, con mucha frecuencia es la imitación del adulto. Aprende de las relaciones que establece con los demás.
Por eso es importantísimo el afecto, la comprensión, el cariño y el respeto que le conducirá a sentirse seguro e independiente.
         Al niño  de esta edad le encanta “tener público”, repite todo aquello que sabe que ha hecho gracia. Es capaz de expresar utilizando diferentes medios, distintas emociones: celos, alegría, tristeza, simpatía, ansiedad, extrañeza, desconfianza… A mediados de este periodo puede comenzar a desafiar la autoridad del adulto. Simplemente está reafirmando su personalidad y autonomía. Por eso su palabra favorita suele ser “no”, le encanta la provocación y mide su influencia sobre el adulto.

    

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